Rodeado de libros y papeles
hoy escribo unas letras en la tarde,
mientras suena en la torre la campana,
y las seis ya se anuncian con su clave.
He dejado durmiendo el pensamiento,
las gaviotas regresan por el aire,
y se van a sus nidos en la costa,
a cuidar a las crías de sus aves.
Yo me quedo mirando todo esto,
a los libros que están en los estantes,
a las lindas y alegres mariposas
que aparecen en sueños y corales.
Es un mundo de amor y fantasía
que dejaron las plumas en romances,
de esos hombres que fueron sus autores,
y que ahora recitan los juglares.
La escritura es la paz de muchas almas
y la pluma esa mano que renace,
la que lleva al cuaderno lo que piensa,
y que narra el suspiro que le sale.
Yo he nacido en la tierra de poetas,
en Cantabria, la cuna de Escalante,
con Gerardo, con Pick y con Hidalgo,
y con cientos de ellos por sus valles.
Cada pueblo renace en sus raíces,
cada aldea se canta en los maizales,
en las tiernas y bellas romerías,
por el bardo al que el verso le excitase.
Así nace la humilde poesía,
la sin nombre que dicen nuestros padres,
la que oyeron de boca en sus abuelos,
la que gritan las piedras y lugares.
Y aquí estoy, en la tarde que se acaba,
rodeado de libros e incunables,
donde duermen las letras más bonitas,
con los sueños dejados en las calles.
En las calles señeras de mi tierra,
la Cantabria de campos y de mares,
donde habitan las hadas y sirenas,
donde mascan los hombres sus saudades.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/09
hoy escribo unas letras en la tarde,
mientras suena en la torre la campana,
y las seis ya se anuncian con su clave.
He dejado durmiendo el pensamiento,
las gaviotas regresan por el aire,
y se van a sus nidos en la costa,
a cuidar a las crías de sus aves.
Yo me quedo mirando todo esto,
a los libros que están en los estantes,
a las lindas y alegres mariposas
que aparecen en sueños y corales.
Es un mundo de amor y fantasía
que dejaron las plumas en romances,
de esos hombres que fueron sus autores,
y que ahora recitan los juglares.
La escritura es la paz de muchas almas
y la pluma esa mano que renace,
la que lleva al cuaderno lo que piensa,
y que narra el suspiro que le sale.
Yo he nacido en la tierra de poetas,
en Cantabria, la cuna de Escalante,
con Gerardo, con Pick y con Hidalgo,
y con cientos de ellos por sus valles.
Cada pueblo renace en sus raíces,
cada aldea se canta en los maizales,
en las tiernas y bellas romerías,
por el bardo al que el verso le excitase.
Así nace la humilde poesía,
la sin nombre que dicen nuestros padres,
la que oyeron de boca en sus abuelos,
la que gritan las piedras y lugares.
Y aquí estoy, en la tarde que se acaba,
rodeado de libros e incunables,
donde duermen las letras más bonitas,
con los sueños dejados en las calles.
En las calles señeras de mi tierra,
la Cantabria de campos y de mares,
donde habitan las hadas y sirenas,
donde mascan los hombres sus saudades.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/01/09
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