¿Qué es para ti la lectura?
es la pregunta que surge,
en tantos pechos inquietos,
en tantas almas ilustres.
Yo sé muy bien lo que leo,
entre las sombras y luces,
de aquella infancia lejana
y estos otoños con nubes.
Leía cuentos de Hadas
y Caballeros Azules,
con Julio Verne en la luna
y con Salgari en sus buques.
Soñé con viejos piratas,
viajé por mil latitudes
y me encontré un buen día
con aquel Bécquer tan dulce.
El soñador y poeta
el que se hacía mil cruces,
y nos llevaba consigo
por esos meses de octubre.
Luego leí a Dostoyenski
con su tristeza y su mugre,
surgía, sí, de la niebla
entre la estepa y la lumbre.
Había tanto misterio
tantos sucesos impunes,
que me dejó su nostalgia
del jugador y el embuste.
Este rosario es muy largo,
con tanto autor en la cumbre,
con tanta pluma señera,
con tanto verso y perfume.
Por eso digo que leo
y que leí desde el túnel,
desde la infancia que evoco,
hasta estos versos que surgen.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/08
es la pregunta que surge,
en tantos pechos inquietos,
en tantas almas ilustres.
Yo sé muy bien lo que leo,
entre las sombras y luces,
de aquella infancia lejana
y estos otoños con nubes.
Leía cuentos de Hadas
y Caballeros Azules,
con Julio Verne en la luna
y con Salgari en sus buques.
Soñé con viejos piratas,
viajé por mil latitudes
y me encontré un buen día
con aquel Bécquer tan dulce.
El soñador y poeta
el que se hacía mil cruces,
y nos llevaba consigo
por esos meses de octubre.
Luego leí a Dostoyenski
con su tristeza y su mugre,
surgía, sí, de la niebla
entre la estepa y la lumbre.
Había tanto misterio
tantos sucesos impunes,
que me dejó su nostalgia
del jugador y el embuste.
Este rosario es muy largo,
con tanto autor en la cumbre,
con tanta pluma señera,
con tanto verso y perfume.
Por eso digo que leo
y que leí desde el túnel,
desde la infancia que evoco,
hasta estos versos que surgen.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/08
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